domingo, 5 de octubre de 2014

Mujeres de la Edad Media: ``Blanca de Castillla´´


BLANCA DE CASTILLA

                                                  

 Nacida en Palencia  el  4 de marzo de 1188 Infanta de Castilla y reina consorte de Francia por su matrimonio con el rey Luis VIII. Fue madre del rey Luis IX de Francia, quien fue canonizado. 

Durante toda su vida se caracterizó por sus innegables dotes de gobierno y una personalidad a prueba de sediciones, conjuras y revueltas, lo que le permitió pasar a la Historia como modelo destacado de soberana medieval, aparte también, favoreció el desarrollo del arte gótico

Aquélla que fue llamada por sus coetáneos "la reina buena y justiciera"


VIDA FAMILIAR

Blanca fue hija del rey Alfonso VIII de Castilla y de su esposa, la reina Leonor de Plantagenet. Sus abuelos paternos fueron los reyes Sancho III el Deseado y su esposa Blanca Garcés de Navarra y los maternos el rey Enrique II de Inglaterra y su esposa Leonor de Aquitania. Fueron sus hermanos, entre otros, el rey Enrique I de Castilla y la reina Berenguela de Castilla.

-PADRES
Alfonso VIII
Leonor de Plantagenet

                                                                      












-ABUELOS

Sancho III
Enrique I de Castilla




                          

    


Berenguela
Blanca Garcés


                                     



SU VIDA JUNTO A: Luis VIII

En el caso de Blanca, su destino quiso unirla al futuro de Francia. Un acuerdo entre  el soberano galo Felipe II Augusto y el monarca inglés Juan sin Tierra facilitó el camino para que la infanta castellana contrajera nupcias con Luis, primogénito del rey francés.

La encargada de llevar a término este lance entre estados fue Leonor de Aquitania. Ella se encargó personalmente  de seleccionar entre sus nietas a la candidata más idónea. La elegida fue Blanca, y juntas viajaron a Francia para cumplir con el matrimonio impuesto.

Una vez en la corte, la joven se integró con absoluta normalidad en los ambientes palaciegos de su nueva patria. Desde los primeros instantes demostró una lúcida inteligencia que le permitía sondear con claridad meridiana el estado de las cosas en aquella Francia acuciada por difíciles problemas arrastrados desde tiempo atrás.


A estos peligros se sumaba la incómoda herejía cátara que se propagaba por los territorios del Languedoc y del Midi, amenazando con ello la estabilidad de un reino muy limitado en sus marcas fronterizas.

Blanca, esposa del heredero desde el 23 de mayo de 1200, no quiso permanecer en un segundo plano y participó en diferentes cuestiones del Estado, incluidas las guerreras. Así, acompañó a su esposo en las campañas victoriosas contra los ingleses, como en la batalla de Roche-aux-Moines (librada en 1214) que supuso para  Luis VIII el sobrenombre de El león.

 Mientras tanto, doña Blanca iba dando a luz un descendiente tras otro, aunque cuidó personalmente la educación de todos ellos, sus desvelos se centraron en la instrucción de su primogénito, el futuro Luis IX.

En el año 1223 fallecía Felipe II Augusto, siendo sucedido por su hijo Luis, éste apenas pudo reinar tres años por causa de una inesperada muerte cuando contaba 38 años. Esta situación la dejó viuda y regente de un reino confuso a expensas de diferentes peligros. Casi de inmediato, los nobles más reaccionarios se sublevaron contra la monarquía al no aceptar una reina extranjera en su trono. Asimismo, los ingleses aprovecharon la circunstancia para tomar nuevamente posiciones en los territorios galos.

TRAS LA MUERTE DE Luis VIII


Ella, lejos de amilanarse, se puso al frente de sus ejércitos y con gran tenacidad consiguió sofocar los núcleos sediciosos mientras sojuzgaba el ánimo de los cátaros, defendidos por el conde Raimundo VII de Tolosa, con quien pudo resolver el problema planteado desde el sureste francés. Esto facilitó la anexión plena de esas tierras al cada vez más extenso reino galo.



Durante estos años, la regente Blanca fue testigo del esplendor del arte gótico. En compañía de su hijo favoreció oportunos mecenazgos que levantaron bellos santuarios, como Sainte-Chapelle, iglesia concebida para albergar las santas reliquias traídas de Oriente. También combatió con éxito movimientos religiosos dominados por la histeria (como La cruzada de los pastorcillos)



En 1234 casó a su hijo (el futuro Luis IX) con Margarita de Provenza. Dos años más tarde le entregó el gobierno de la nación, tras cumplir éste la mayoría de edad. Todo hacía ver que ahora sí la vida pública de doña Blanca recibiría un aliviador respiro. Sin embargo, las inquietudes religiosas de su hijo le impulsaron a encabezar una nueva cruzada contra el islam, que acabó en un estrepitoso fracaso con la captura del propio monarca. Esto devolvió a la reina madre a una forzosa primera fila de la política, desde la que siguió administrando buenas dosis de sabiduría y justicia entre sus súbditos.



Una vez que su hijo pudo hacerse cargo de los asuntos de Estado, la reina Blanca de Castilla se retiró a la abadía de Maubuisson ( donde cuando falleciera recibiría sepultura).


Abadía de Maubuisson

DESCENDENCIA

Fruto de su matrimonio con el rey Luis VIII de Francia nacieron:

  • Felipe (1209–1218), príncipe heredero
  • Luis (San Luis) (1214–1270), quien sucedió a su padre en el trono.
  • Juan (1219–1232)
  • Roberto (1216–1250), conde de Artois
  • Alfonso (1220–1271), conde de Poitiers y de Toulouse.
  • Isabel (1225–1269)
  • Etienne (nacida y muerta en 1226)
  • Carlos (hijo póstumo) (1227–1285), conde de Anjou y Maine y rey de Sicilia y de Nápoles


MUERTE


El 27 de noviembre de 1252 fallecía en Melun. Su entierro se produjo en medio del dolor y el profundo respeto inspirado gracias a su deslumbrante carisma.  

Actualmente, los franceses la siguen considerando el mejor ejemplo de reina capaz en un tiempo fundamental para la edificación de su historia como gran potencia europea.

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